Vuelven las trifulcas políticas a Fuerteventura, como cabía esperar en momentos electorales tan calentitos. Las tradicionales desavenencias, tanto personales como políticas, entre la dirigencia y la militancia del PSOE y de Asamblea Majorera-CC, afloran ahora porque a) conviene, b) hasta mucho tiempo han estado reprimidas, c) El Marqués de las Dunas aprieta que es un gusto, o d) ya estamos hasta las narices de las provocaciones. Los más cabreados del cuento son, cómo no, los socialistas, que se han quedado relegados en todas las instituciones a una tercera posición después de habérselas prometido muy felices con el famoso pacto de la avioneta, aquel según el cual El Marqués y la esperanza blanca, Blas Acosta, se repartieron el poder antes de cazar al oso. Y antes del 27-M, que fue catastrófico para el socialismo majorero.