Cuando Pedro San Ginés llegó al Cabildo, en 2003, se empeñó en que lo que había ocurrido con anterioridad en los Centros de Arte, Cultura y Turismo de Lanzarote había sido Gomorra. Por eso en 2006 se sacó de la manga este concurso que tenía como finalidad auditar las cuentas de las gestiones del PIL y del PSOE, y con el informe final en la mano más un dictamen jurídico a la medida, acudir a la fiscalía para que se investigara la presunta comisión de delitos. La denuncia no fue a ninguna parte, o mejor dicho, le fue devuelta con un cariñoso “váyase usted a pulpiar”, no solamente porque nadie apreció la existencia de delito, sino también porque aquella auditoría de KPGM no había por donde cogerla. Carente de absoluto rigor, sin recomendaciones al cliente para corregir las presuntas anomalías detectadas... el trabajo de esta auditoría no ha podido ser pagado por el Cabildo por no ser un trabajo realizado a plena satisfacción del cliente. Ahora, con el paso del tiempo y una sentencia en la mano, empieza a entenderse la verdadera finalidad de aquel concurso y de aquel encargo.