Les venimos advirtiendo seriamente que el consejero de Sanidad del Gobierno de Canarias, Fernando Bañolas, es un espíritu libre por mucho que se deba a la disciplina de su partido, CC, y tenga que tragarse algún que otro sapo con las trapisondas del PP en esa consejería que le ha caído encima en los minutos de descuento de la legislatura. Tiene poco margen, es cierto, en algunas decisiones como la de tirar de las alfombras y revelar toda la inmundicia que dejó Mercedes Roldós dentro de la consejería, pero cuando puede decidir sin imposiciones se decanta por salidas que verdaderamente llaman la atención. El último ejemplo lo dio este jueves, cuando declinó la decisión del comité de campaña de CC de montar un gran sarao el lunes con motivo de la reapertura del centro de Salud de Alcaravaneras, el de Olof Palme, para que nos entendamos. Bañolas dijo a los suyos que el ambulatorio se abriría sin más, que bastante han tenido los vecinos esperando cinco años por las obras de rehabilitación como para, encima, personarse allí a presumir de no se sabe muy bien qué.