Domingo Berriel ha aprendido mucho de la política en los últimos años. Es capaz de aparentar paz interior, fortaleza de espíritu, control de la organización y capacidad para los nombramientos, además de mano firme para mandar la piqueta a Hoya Pozuelo, donde un grupo de vecinos está instalado en un sinvivir porque el Gobierno canario se niega a encontrar una solución legal. Pero Berriel no es tan duro como aparenta y seguramente se habrá puesto más meloso que de costumbre cuando le propuso a un reputado abogado de Madrid, muy conocido y querido en esta plaza, que fuera uno de sus viceconsejeros. Parece que la respuesta ha sido negativa, pero desconocemos los motivos.