Blas Acosta anda amulado con nosotros, amenazándonos por ahí con una querella por haber contado sus hazañas en torno al Grupo Europa. Está en su derecho y le respetamos. Pero queríamos este domingo que nos contara cómo iban sus arduas gestiones para convencer al marqués de las dunas, Domingo González Arroyo, para reactivar el pacto de la avioneta, aquel que Acosta creía tan al alcance de su mano antes de las elecciones pero que va camino de quedarse en pacto de los cabosos. El dirigente socialista, en otro momento emergente, anda tratando de mover todos los pactos de la isla poniendo al marqués (nada menos) al frente de la alcaldía de La Oliva, ahora en manos de la nacionalista Claudina Morales. Acosta. al que finalmente localizamos este domingo, nos lo ha negado todo porque a) consulten ustedes con el partido, que no soy yo, y b) no creo que al marqués le interese, cosa que es muy cierta.