Hubo tiempo en la Casa de Colón -sobre todo en el patio- para la distensión y el relajo. E incluso para reparar lapsus de la propia presentación. Se dejó Herminia Fajardo en el tintero su particular relación con el ron. Contaba después la compañera cómo hace ya 30 años, en los campamentos de refugiados saharauis de Tinduf, de los primeros viajes de canarios y cubanos a la hamada argelina nació el Sáhara Libre, una bebida popularizada durante los años ochenta por la Asociación Canaria de Amigos del Sáhara, en su chiringuito de Carnavales junto al de Feluco, de Guaguas. Al principio, en la hamada, aquello sólo era el delicioso té saharaui y un taponazo de ron que siempre se traían los cubanos. Ya en el chiringuito del Parque Blanco, la cosa se fue perfeccionando: té, hierbahuerto, azúcar y se le añadía soda. La causa, que tiene tiempo para todo y hueco en cualquier lado.