Los cronistas deportivos recuerdan con guasa una anécdota protagonizada por Paco Castellano, que fue expulsado del campo por llamar ?cabrón? a un árbitro. En una rueda de prensa posterior, y a preguntas de los informadores, el entrenador reconoció el epíteto, pero aclaró que lo había pronunciado ?en un sentido?. Castellano es hombre de pocas palabras, pero todo el mundo le entendió: no quería decir con el insulto que tuviera constancia de infidelidad alguna de la señora esposa del trencilla. Una sentencia reciente de Miguel Ángel Perramon i Bregolat, decano de los jueces, ha venido a ratificar la teoría de Castellano. El magistrado ha absuelto a un trabajador de Global que llamó ?cabrón? a un compañero del comité de empresa en su ausencia, y lo ha hecho invocando precisamente ?el sentido de la expresión? y no su significado literal. Para colmo, el mismo día de la vista, Parramón regresaba a su casa en su coche y vio en un vehículo que circulaba delante del suyo un ?muñeco pegado al cristal con una ventosa? sosteniendo un cartel que rezaba: ?No te acerques tanto, cabrón?. Y no se acercó a denunciarlo, si bien la considera expresión ?grosera?.