Muchos funcionarios y agentes judiciales posiblemente no hayan conocido la denominación que un día no muy lejano tuvo el edificio de los juzgados de la calle Granadera Canaria, en Las Palmas de Gran Canaria. Le llamaban el asadero de pollos porque el aire acondicionado no funcionaba y porque lo diseñaron tan acristalado que a media mañana se reventaban todos los termómetros. Y las neuronas. A raíz de la situación creada hubo que remodelar el edificio, restarle superficie acristalada e instalarle un aire acondicionado fetén. Pero, sin embargo, los duros calores de estos días han puesto a prueba el sistema de refrigeración del edificio, que no ha superado el aprobado en los momentos más críticos. Este martes era un espectáculo el desparrame de abanicos, sofocones y amagos de lipotimias.