Concluimos la entrega de hoy con una memorable apoteosis pirotécnica de Francisco Javier Chavanel, que salva los muebles de García en la querella de La Caja, para cuya retirada él mismo confiesa haber trabajado de manera ardua, pero termina acusándole de gobernar el periódico Canarias7 a la muy peculiar manera “siciliana”. Lean con cuidado, que es venenoso: “O sea, que teniendo la máxima seguridad de que el señor Juan Francisco García González no cometió quebranto patrimonial en la Caja en las operaciones del grupo Dunas, sí, en cambio, tengo plena certeza, de que el señor García González ha subvertido las obligaciones morales del periódico que preside, quebrando su verdadero espíritu, el espíritu que le infundieron más de doscientos pequeños accionistas cuando campaba el monopolio, convirtiéndolo en pasajero de honor de un barco gobernado a la siciliana”. Nos remitimos a la cláusula anterior: que le juzguen sus oyentes, que conocen el precio de la coherencia.