No todo son alegrías y vítores en el Partido Popular de Canarias, que ha alcanzado los mejores resultados de su historia con un no correspondido acceso a las instituciones. La alegría va por barrios, y si es indisimulable en Gran Canaria, donde el PP copa gran parte de las instituciones, se torna depresión y marasmo en islas como Fuerteventura, donde además de no tener poder empiezan las fugas hasta de los concejales en la oposición. A Aguedita Montelongo José Manuel Soria le ha dado un premio de consolación que le cercena la posibilidad de saltar al Senado como senadora por la Comunidad Autónoma. Su nombramiento como secretaria segunda de la Mesa del Parlamento es un injustificado diploma a tanto sacrificio majorero con unos pobrísimos resultados y un partido partido por el eje. En el lado opuesto, sin premio de consolación a pesar de haber alcanzado unos buenísimos resultados, se sitúa Cristina Tavío, presidenta de los conservadores tinerfeños, que se estrena como diputada regional compatibilizando su puesto de lideresa de la oposición municipal santacrucera. Su cabreo con Soria y con Manuel Fernández, presidente y secretario general, se torna ya indisimulable: “Se saludan, pero porque son personas educadas”, resumía un destacado dirigente popular tinerfeño. La señora Tavío empieza a mover sus piezas para tantear la posibilidad de irse al Congreso de los Diputados en las próximas, pero que muy próximas, elecciones generales.