Pero si les sorprende a ustedes el comportamiento de José Miguel Suárez Gil, ese rambo de la carretera de El Fondillo, ese héroe del spaghetti western venido a menos, no puede dejarles indiferentes el abogado que se ha echado a las espaldas. Porque de la detenida lectura de la querella que ha preparado López Mendoza cabe concluir de inmediato que a) es un ávido lector de literatura de aventuras; b) escribe relativamente bien y es prolijo en el detalle y barroco en la descripción, y c) ve muchas series de CSI. Porque ya nos dirán ustedes qué resultado pretende probar reclamando de la autoridad judicial que oficie a la Policía Científica para que mire las huellas que pudieran tener los dos sobres que el abogado de Josefina Navarrete le entregó en Viera y Clavijo el pasado día de los enamorados. O que el juez pida a Correos la grabación de seguridad de la oficina de Primero de Mayo, a ver quién puso un burofax firmado por la letrada ese mismo día entre las 13.00 y las 15.00 horas, y que compruebe los mensajes de sms que el propio letrado se intercambió con el de la señora Navarrete para citarse en fecha tan señalada. Además, López Mendoza pide que testifiquen dos clientes suyos, de nombre Eufronio ambos dos, que le acompañaron en el coche a recoger los dos sobres, dos, como si alguien fuera a negar habérselos entregados. Pero un telefilm es un telefilm y la querella le quedó de un mono...