Juan Romero Pi, que así se llama el autor del plagio, o al menos el director del equipo de colaboradores del que salió el plagio, aceptó apartarse voluntariamente del equipo de asesores, pero nadie hasta la fecha en el partido le ha pedido que haga lo mismo en la Zona Especial Canaria, órgano del que es presidente. Tanto el candidato como la cúpula socialista entienden que una metedura de pata orgánica, por muy descomunal que sea, no afecta a la gestión de lo público. “Nadie ha dilapidado dinero de todos, ni se lo ha llevado crudo, ni se han programado campañas políticas camufladas de institucionales, ni se ha cometido delito alguno”, insisten los portavoces de la Ejecutiva Regional. Y tienen razón, pero a los socialistas se les exige más siempre porque 1) se presentan como artífices de una deseada regeneración política, y 2) han de empezar a predicar con el ejemplo desde el tiempo de precalentamiento.