La redada y sus correspondientes secuelas de la operación Unión siguen nutriéndose de riquísimos ingredientes que, en manos de un experto escritor de best-seller podría dar lugar a una obra maestra del género policíaco de serie B. Da mucho juego eso del presunto jefe de la banda dirigiendo desde la cárcel a sus secuaces, ora infiltrados en instituciones públicas, con poder sobre el urbanismo, ora moviendo los maletines por la geografía de una región muy tropical. Dimas Martín, que aparece nuevamente como el líder que todo lo mueve y controla, ha tenido dos días muy ajetreados: fue detenido (sic) en su celda de la prisión de Tahiche y trasladado a su casa de Guatiza para un registro que se prolongó hasta las diez de la noche del lunes. De regreso a la cárcel, el capo di capi, probablemente encolerizado por lo ocurrido y ante lo que se le viene encima, dio una patada rabiosa contra algún mueble produciéndose una fractura en un dedo de un pie. La mañana de este martes fue trasladado a los servicios de urgencia del Hospital General de Lanzarote, donde hubo una coincidencia.