Vaya con don Pepito (hola, don José). Poco a poco va enseñando una patita y luego la otra, a la espera de que lo termine por enseñar todo. Si este fin de semana confesaba que su inquina contra el PSOE tiene su origen en una multa de 540.000 euros que le metieron a Radio El Día por interferir donde no debía, este lunes nos revela uno de sus sueños más ansiados. No se pierdan esta frase, extraída del editorial de esta jornada en el que aseguraba que la Universidad de La Laguna tiene inoculado el mal canarión, consistente en emitir informes contrarios a los intereses de la profunda Nivaria: “Puede que algún día, cuando tengamos inmunidad, cuando no nos denuncie cualquier denunciador oficial sin causa legítima -sólo para hacernos daño-, digamos los nombres de esos individuos contrarios al progreso y al bienestar de los tinerfeños -contrarios al bienestar de cualquier canario, pues únicamente piensan en ellos- para que la gente conozca quienes son y hasta qué punto llega su iniquidad”. Pero, don José, ¿inmunidad? ¿Y eso dónde se consigue? ¿En la Canarias independiente con la que alucina? Pero, díganos, ¿por qué inmunidad? ¿Quizás porque las acusaciones que piensa verter son falsas? ¿Les atribuirá traición de lesa patria a algún tinerfeño de pura cepa? Pero, don Pepito, que se le va el baifo, haga el favor de cambiarle el agua a Pleitaví.