Los nuevos tiempos han llegado a Santa Brígida, y han bastado los primeros gestos de moratoria urbanística del alcalde, Lucas Bravo, el Niño Bravo, para que sus socios de gobierno, Los Verdes (ecopijos en su propia autodefinición) hayan aplacado sus furores ambientales. Ya no se les escucha protestando y todavía no sabemos qué van a hacer con la investigación solicitada por la concejal Victoria Casas antes de las elecciones para conocer quiénes facilitaron a Grupo Europa los datos secretos del catastro a esa empresa avalada por Jorge Rodríguez. Tampoco hemos oído a los ecopijos protestar (y mucho menos encadenarse) por el eucalipto centenario que fue talado esta semana frente a la antigua Vaquería, en El Monte. Cuando talaron el árbol de al lado montaron un pollo similar al del hallazgo del bomboncillo negro. Y ahora, ni mú frente a la Vaquería. Nuevo talante, sí señor.