En su día lo contamos en este periódico, pero entonces la operación se frustró hasta que ahora Mauricio la ha retomado con el cariño que le caracteriza. Pretendía el hoy consejero convencer a los propietarios mexicanos de la cementera (Cemex) de la bondad de trasladarse a Arinaga, y para ello llegó a proponerles hacerlo con dinero de Europa, unos 5.000 kilos de los de antes. Los mexicanos flipaban en colores y preguntaban al conseguidor que para qué tanto esfuerzo y qué hacer con los 300 trabajadores. La segunda pregunta obtuvo respuesta: “No se preocupen ustedes por eso, que lo resuelvo yo”, les contestó Mauricio al más genunio estilo chalaneo beach. A lo primero no contestaron, pero se lo contamos ahora nosotros: pretendía, y vuelve a pretender ahora, una urbanización de lujo en El Pajar (y dos piedras), con muelle deportivo y todos los aditamentos necesarios. Una magnífica idea, si no fuera porque está él de por medio.