El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
Todo empezó con una tontería
Pues sí, tiene razón sin pretenderlo Cristina Tavío, porque también el Watergate empezó de manera estúpida, con la detención de unos sujetos que aparentemente habían entrado en la sede de los demócratas para robar, cuando en realidad lo que pretendían era instalar micrófonos para espiar a los adversarios políticos de Nixon. Aquí, el caso de las cuentas del grupo popular en el Ayuntamiento de Santa Cruz empezó con los diarios haciendo chufla y vacilón con la compra de bragas, calzoncillos y enseres diversos con dinero asignado al grupo político municipal. Pero se ha amplificado al reconocer públicamente tanto la señora Tavío como su secretario general, Manuel Fernández, que el PP falsificó documentos oficiales para trucar la contabilidad del grupo y aparentar cuentas falsas ante la Intervención municipal con el objetivo de financiarse irregularmente. También el PP canario tiene una garganta profunda, aún sin identificar plenamente (la del Watergate tardó treinta años en salir a la luz), que es la que ha estado filtrando convenientemente la gestión de los dirigentes tinerfeños.
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