Crece como un suflé en la villa y corte la falsa polémica protagonizada por el periodista canario metido a frutero Víctor Rodríguez Gago, que ha recibido una demanda civil, previa a la querella por injurias, de parte de la jefa de comunicación del PP, Carmen Martínez de Castro. Como recordarán, Rodríguez Gago acusó a la doña de ser la autora intelectual y material de determinadas filtraciones que, teóricamente, irían encaminadas a perjudicar a José María Aznar, San Josemaría, en el santoral de Gago. Según la demanda de Martínez de Castro, Gago le endilgó las filtraciones sobre la preñez aznariana de la ministra francesa de Justicia y las andanzas en jet privado del ex presidente del Gobierno, cosa que no contrastó -ni falta que le hizo- antes de lanzarlas alegremente en una muy liberal tertulia en Radio Intereconomía. Gago dice ahora que se equivocó, que sólo tenía una fuente (seguramente no tenía ninguna) y que, por lo tanto, ha cometido “un error técnico”. Pero a pesar de reconocerlo, la derecha más radical de la patria lo ha convertido en un ariete para meterle el dedo en el ojo a Rajoy y a su política de comunicación. Y ahí pica.