Los avisos marciales y guerrilleros de Manolo Fernández llevaban claros destinatarios con nombres y apellidos, a decir de las fuentes peperas consultadas por este periódico: todos los que se han sentido molestos y defraudados por el trato dispensado al hasta ahora portavoz parlamentario, Miguel Cabrera Pérez-Camacho. No quieren ni Fernández ni Soria que cunda el ejemplo dado por el ex portavoz, el único que ha sido capaz de llevar la contraria al líder y de refutarle sus argumentos en las reuniones del grupo parlamentario. Ya les dijimos aquí que la pérdida de confianza no fue exclusivamente por las críticas al viaje de Paulino Rivero a Cuba, sino también por iniciativas legislativas como la Ley de Participación Ciudadana (plan Riveretxe) y la modificación de la Ley de Comercio. Pero, de modo incomprensible, se nos pasó por alto el proyecto de ley de descatalogación de especies protegidas, que ha sido uno de los asuntos que más ha distanciado a estos dos gallos de pelea discutiendo en el mismo corral. Dicho sea, cómo no, con el máximo respeto y reverencia a la trayectoria faunística de cada cual: uno protegiendo y el otro pescando.