Pepa Luzardo quiere consagrarse porque sabe que otros que están alrededor del tapete pasarán a la historia por motivos más pedestres. Conoce, entre otros emblemáticos ejemplos, el de la isla de Tenerife, y en particular, las andanzas arquitectónicas de Adán Martín, hoy presidente del Gobierno. En su día encandilaron a Adán con Calatrava, y ya está hecho el espectacular auditorio, y luego lo encandilaron con el estudio de Herzog, que hará un singular museo de Óscar Domíngez. Cuentan los cronistas lo contento que se puso el entonces presidente del Cabildo cuando le dijeron que el proyecto del museo le iba a costar 1.500 millones de los viejos a las arcas públicas, y le pareció barato. Hasta que alguien le aclaró que ése era el precio sólo del proyecto arquitectónico, que los bloques, el cemento, las vigas, y los cristales eran aparte.