Y también en la sección de Canarias se explica la razón de que el vuelo de Soria a bordo del Hawker 800 de Lyng no pueda ser considerado una simple muestra de la sincera amistad entre ambos (...amics per sempre, all my loving... larala). Al menos un expediente, fechado el pasado mayo, demuestra la relación entre los intereses del grupo Anfi, legítimos por supuesto, y las competencias del Cabildo grancanario. De la corporación presidida por José Manuel Soria depende, por ejemplo, que se traslade al Gobierno autónomo una petición para declarar el futuro complejo de Anfi Tauro como de interés general, calificación que debe aprobar el Parlamento de Canarias en última instancia. De lo contrario, la aplicación de las Directrices Generales de Ordenación del Territorio y del Turismo, más conocidas como moratoria, frenaría el proyecto de la compañía pionera del tiempo compartido (time sahring) en el Archipiélago. Vamos, que la mujer del César no sólo tiene que ser honrada sino parecerlo.