Ya ven que el asunto de los casinos sigue su curso normal. Se presentan los que les dijimos y se adjudicará a los supuestos, nada nuevo bajo el sol. Ni lo habría tras dar la luna trescientas vueltas más, si es que no las dio ya. Pero atentos, porque hasta el final hay señas. Es probable que el presidente Adán Martín esté esperando que se produzca algún incidente político para saltar al ruedo. Él sabe que nunca se le podría perdonar políticamente ser cómplice en una operacion tan fea, ni tan siquiera si lo es -cómplice- por omisión. Pues a pesar de que el agua aún no se ha salido del barranco, no retiren su atención porque a principios de agosto, en plena canícula, sabremos si prosperó una de las jugadas más horrendas de la autonomía canaria.