Pero si debemos reconocerle a Marco Aurelio el esfuerzo, bueno es también que se lo reconozcamos a otras personas que se esmeraron para que ganara la oferta grancanaria de la clínica San Roque. Debemos meter en ese pelotón a José Juan González Batista, prestigioso abogado que ha defendido los intereses del grupo de empresarios en el que se integra el dueño de San Roque, Mario Rodríguez. Junto a él, hicieron fuerza al alimón Satocan y Santiago Santana Cazorla, entre otros empresarios que forman parte de un variopinto grupo de amistad/influencia. De la parte política debemos resaltar el papel de apoyo jugado por Jerónimo Saavedra, que hizo sus gestiones, según nos consta, y de José Manuel Soria, que hizo las suyas. En el lado neutral debemos situar a personas como Eustasio López, que prefirió colocarse a la expectativa, a pesar de tocarle la cosa tan de cerca. Ahora les hablamos del resto.