Ni el peor amo o ama de casa, ni el más manirroto de los administradores hace lo que dice la alcaldesa Pepa Luzardo que ha hecho: convocar a algunos de sus concejales, y no precisamente a los más espabilados, para que busquen proyectos donde gastar el dinero que el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria piensa obtener por la venta de su participación en Emalsa, la empresa del agua de abasto. La universidad no pasó por ella, es evidente, porque la teoría política manda que el buen gestor tenga proyectos para su ciudad, los planifique adecuadamente y luego aplique o busque los recursos necesarios para desarrollarlos. Ella no. Ella tuvo otra genialidad de las suyas y al ser sorprendida vendiendo las joyas de la abuela para pagar las nóminas, se ha inventado esta extravagancia. Le sugerimos otra mejor, gastarse los cuartos en el bingo, que a lo mejor canta línea y todo.