Tras José Miguel Suárez Gil, los cañones de Tadeo apuntan ahora al entrecejo de Graciliano Afonso, otro de los vicepresidentes de la Cámara de Comercio y mosquetero del Zorro Plateado. Afonso es un buen hombre con indisimuladas ambiciones, alguna de ellas relacionadas incluso con ser alcalde de su ciudad, lo que es meritorio a la par que respetable. Además, practica una lealtad a prueba de bombas para con Suárez Gil, lo que unido a que todo se pega menos lo bueno, le ha convertido en pieza a abatir. Este jueves se votó su destitución por 30 a 6 votos, pero dado que no se alcanzaron los dos tercios del pleno (46 vocales) escapó loco por un voto. Tadeo ha mandado el asunto a los órganos consultivos de la Cámara para que le expliquen cómo puede haber un miembro del Comité Ejecutivo apoyado solamente por seis miembros del plenario y reprobado por otros treinta.