El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
Guillermo Reyes, en su jardín
Los Reyes no están tranquilos. La mira está ahora puesta en otros lares municipales, pero saben que la libreta de Torres, entre otras cosas, salpica que es un gusto en todas direcciones. En el entretanto, Guillermo se da un paseo por su radio favorita para contar cómo funciona esa “conspiración mediática” que los ha colocado a los pies de los caballos, los pobres. Dice el concejal que la cantidad de publicidad no siempre se corresponde con el despliegue que realizan determinados medios, y eso, según él, es porque hay empresarios que ponen publicidad para mantenerlos. De verdad que la boutade no es nuestra, sino del ínclito. Sin esfuerzo, podemos deducir de sus palabras que cada vez que alguien inserta un anuncio en un medio de comunicación, lo hace con aviesas intenciones, sin descartar la milagrosa capacidad de imbuir a los concejales por métodos abyectos y, seguramente, metafísicos, la intención de cobrar comisiones a los empresarios que trabajan para el Ayuntamiento; o, simplemente, con el objetivo de derrocar un gobierno. Pero seguro que no es eso lo que él quería decir, como en tantas otras ocasiones. De remate, asegura que esas operaciones que sólo su mente es capaz de imaginar son normales. Le traiciona el subconsciente.
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