No se está luciendo precisamente el consejero de Economía y Hacienda y vicepresidente del Gobierno, José Manuel Soria, con su gestión de la crisis económica y su traducción a los recursos presupuestarios de la Comunidad Autónoma. A lo ya dicho del ITE y las apreturas a las que quiere obligar a los ayuntamientos y cabildos, hay que unir el enorme acierto que tuvo al reducir al mínimo (no pudo suprimirlo porque es un impuesto estatal) el Impuesto sobre Sucesiones y Donaciones. Los expertos coinciden en que esa medida no va a suponer en absoluto un alivio para las economías medias y modestas porque esa bonificación en la cuota del impuesto en un 99,9% en las transmisiones mortis causa o en las donaciones a descendientes y cónyuges ya no se exigían a los contribuyentes con un patrimonio previo inferior a 400.000 euros. Tras la modificación soriana, un hijo al que su papá done una vivienda de 500.000 euros, por ejemplo, se le bonifica la cuota resultante en un 99,9% (cuota= 110.768,76 ? - 99,9% = 110,77 ?). El Gobierno deja de ingresar 110.768,76 euros y el niño ha adquirido una casa por 110 euros. Y el consejero, presionando a los cabildos y a los ayuntamientos para que paguen sus alegrías.