Las continuas salidas de pata de banca de Jerónimo Saavedra, que con tanto jolgorio se reciben en la bancada de los partidos adversarios al socialista, están llenando la cachimba de históricos dirigentes del PSOE. Su última ocurrencia de sugerir que en el futuro se estudie nombrar a Paulino Rivero hijo adoptivo de Las Palmas de Gran Canaria ha sido una más a añadir al catálogo del disparate ofensivo que alguno anda coleccionando para cuando llegue el momento procesal oportuno. Saavedra, sin embargo, gracias al concurso de Chano Franquis, ha conseguido resolver uno de los problemas más escandalosos que padeció en la primera mitad de mandato: la descoordinación, el caos, los continuos enfrentamientos entre concejales, la división en varios grupos, los escándalos y los arañazos de despechadas... Pero le ha quedado suelto, sin control de nadie, un peligroso colaborador, Jerónimo Samuel, el jefe de protocolo, que atesora el mayor número de protestas, quejas, críticas y amonestaciones que pueda tener un puesto de confianza de este tipo. Hasta la Policía Local de Las Palmas de Gran Canaria, alguno de cuyos miembros le han llegado a levantar la mano, han pedido a Saavedra que lo devuelva a su anteriores ocupaciones palmeras. Que hay cosas que hay que separar del cariño y la amistad.