La referencia a la corrupción no fue la única que Juan Fernando López Aguilar hizo al enumerar los logros de su periodo como ministro de Justicia, entre 2003 y 2007. Hubo más relatos a los proyectos de ley que profundizaron en las libertades de los españoles en una etapa en la que cabía apostar por lo revolucionario en lo que llegaban los momentos de las apreturas y del sometimiento al orden neoliberal internacional. Estuvo ingenioso el exministro en un discurso que no fue en absoluto largo, ni en ningún momento estirado o aburrido. Muy al contrario, casi podría decirse que Europa y la pintura, a lo que probablemente haya que sumar dos hijos muy activos, han dulcificado el discurso de López Aguilar exactamente lo justo para mejorar en la formas sin renunciar a ninguna ambición en el fondo. En la misma línea ambiciosa a la par que dulcificada cabría interpretar la presencia en el acto, celebrado este lunes en el palacio de San Bernardo, de la ministra de Defensa, Carme Chacón, del concejal madrileño lagunero Pedro Zerolo, o del ideólogo zapaterista Jesús Caldera, sin menospreciar lo mas mínimo la aportación que desde el público hacia el incansable Pepe Segura, tan seguro de sí mismo como de su afirmación de que Rajoy pudiera no gobernar en 2012, por muy majadero que se ponga. Nadie del sector Blanco ni del rubalquismo, de existir, claro.