Ejerce sus derechos el señor Soria cuando se querella contra nosotros y contra Francisco Cabrera cuando ve “marchitado” su honor, por emplear el mismo término que él empleó el miércoles en la comisión parlamentaria. Es el mismo derecho que tenemos todos los ciudadanos a ejercer acciones civiles o penales cuando alguien mancilla o marchita nuestro honor, dignidad o fortuna. Y Soria, con los nervios que está cogiendo, se está convirtiendo también en carne de juzgado, no sólo porque corre el riesto cierto de que alguien lo denuncie de verdad por la trama eólica y por la trama del salmón, sino también por ponerse a insultar a los periodistas a los que adora. ¿O es que cree que a los periodistas no se nos marchita el honor? Debe ser precavido el presidente del Cabildo no sea que nosotros también le mandemos a nuestros abogados, que son de la calle Perojo y los pagamos nosotros.