Ya saben ustedes que hay periódicos, emisoras de radio y periodistas especializados en mentir. Pero en mentir sin recato, en inventarse historias con el único objetivo de hacer daño a los destinatarios de las frustaciones más variopintas que puedan ser albergadas en la mente humana. Muchas veces hemos sufrido en este periódico y en nuestros entornos familiares los más feroces ataques por atrevernos a denunciar a colegas de profesión que se instalaron un día en el periodismo creativo y en las campañas de descrédito amparados en la protección que proporcionaba la creencia de que nadie los iba a desenmascarar jamás. Pero aquí, en CANARIAS AHORA, opinamos que los medios de comunicación no podemos estar blindados ante la sociedad a la que servimos y que, por lo tanto, debemos ser objeto de la crítica y del escrutinio en la plaza pública en cualquier momento. Este miércoles veíamos cómo El País desenmascaraba a un articulista de El Mundo que llegó a escribir en su columna que a un famoso escritor lo habían detenido en un prostíbulo durante una redada policial. La afirmación es absolutamente falsa, un bulo intragable del mismo tamaño del que nos estamos habituando a escuchar y sufrir aquí por parte de determinados políticos y los cavernícolas cósmicos que los amparan, jaleados por sus coristas ye-yes. Hacen un daño efímero porque es superior la afrenta de ser descubiertos con la boca manchada por la mierda de sus propias mentiras. Agárrense, que vienen curvas.