Los detractores de la memoria histórica terminan casi siempre recurriendo al término “venganza” para oponerse a que se aplique le ley, a que las víctimas de la dictadura franquista recuperen su identidad, su dignidad y su lugar en la historia. Los detractores del saludable ejercicio de levantar alfombras en aquellas instituciones por donde ha pasado la marabunta, creen que de ese modo se perjudican todos los partidos políticos y la institución misma. Esa prevención ha conducido, por ejemplo, a que el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, es decir, los contribuyentes, se estén tragando ahora unos marrones de considerables dimensiones que amenazan a la estabilidad misma del consistorio para terminar, cómo no, con la consabida subida de impuestos. En Telde se ha plantado el grupo de gobierno (Nueva Canarias-PSOE) que ha mandado una treintena de expedientes al juzgado para que respondan los que tienen que responder.