El nuevo pacto de gobierno de Canarias dice que la Guanchancha se seguirá desarrollando siempre que haya dinero, lo que automáticamente debería conducir a que se congelara cuanto antes la puesta en marcha del tal Sigesca, porque si esa aplicación informática se pone en marcha, más pronto que tarde habrá que convocar un concurso urgente, negociado y sin publicidad para adjudicarle a la misma UTE otros cuantos centenares de miles de euros por el concepto “profundización y especialización en el manejo de la nueva herramienta Sigesta”, y más adelante otro más para “extensión de la herramienta Sigesta a los fareros de los puertos canarios...” Y así hasta que la cosa, que empezó por 3,4 millones de euros, sobrepase los diez, que es la media de esta puñetera Comunidad Autónoma en lo que aplicaciones informáticas empaquetadas respecta. Y todo ello para un centenar escaso de policías autonómicos que tenemos desplegados, sin muchas opciones de que se despliegue ni uno solo más en una legislatura que nace fuertemente marcada por los drásticos recortes económicos y por la necesidad de dar prioridad a aspectos sociales, como la ley de dependencia o el apoyo a organizaciones no gubernamentales que se ocupan de los sectores más débiles de la sociedad. Nunca fue necesaria la Guanchancha, y ahora mismo su existencia es sencillamente un insulto a la ciudadanía en una región donde se estancan cuando no se reducen los índices de criminalidad.