La presencia de Manolo de Armas no puede considerarse ni mucho menos baladí. Ha sido de todo en el PSOE tinerfeño, y de casi todo en el canario, pero siempre vinculado a Juan Carlos Alemán, que está desempeñando un papel impresionante en este pulso entre los que defienden a López Aguilar y los que tratan de descabalgarlo de la secretaría general. Alemán preside, tras su salida de la secretaría general, un comité territorial de nueva creación en el que se sientan los secretarios generales insulares y desde el que trata de mantener cierta cuota de poder en el socialismo canario. Dependiendo de quién le pregunte, Alemán es juanfernandista o jeronimista, lo que se traduce de inmediato en que se está promocionando para crearle un problema a López Aguilar al tiempo que se postula como la solución. Sabe que el ex ministro será reelegido secretario general y cree que sólo puede tener un lugar a su lado si juega a la estrategia macarrónica que siempre le gustó: desestabilizar para luego proclamar que fue él quien calmó las aguas.