El pleno municipal fue de traca, como en los grandes fastos, cuando se celebran mociones de censura: el salón, atestado de público, con 135 trabajadores de Perfaler y los vecinos afectados por la unidad urbanística T-1, de El Tablero. Las televisiones locales, grabando íntegramente la sesión, y Conchi Narváez desplegando todos sus encantos políticos ante la constatación de que se encontraba ante un asunto con posibilidades de lucimiento. Y por si faltaba alguien para completar el cuadro, nuestro admirado Marcelino López Peraza, que ha recuperado la plaza de secretario municipal, interviniendo para decir que la moción de Perfaler era improcedente por tratarse de asunto ajeno a las competencias municipales. Anda, como la cárcel, la regasificadora o la guerra de Irak, le dijeron para callarlo.