¿Se acuerdan ustedes de la segunda cacicada grave de Willy García al frente de la Televisión Canaria tras el concurso de informativos? Efectivamente, aquel contrato millonario de más de 1,2 millones de euros en favor de una empresa con una casi nula experiencia televisiva que venía a ser propiedad de unos amigotes del director general. McKenzie Muzic, que es como se llamaba la susodicha, obtuvo por la remanguillé un contrato de tres pares de narices para hacer un programa, Plan 7, del que luego se desgajó uno, La Factoría de la Música, todo a mayor gloria de la amistad. De Plan 7 se emitieron 35 programas (de los que tres fueron repeticiones) con una media de audiencia del 4,8%, es decir, unos 17.000 espectadores. El otro programa, La Factoría... cerró con una media del 2,9%, unos 7.000 espectadores. Como dicen en el gremio, hubiera salido más barato regalar a cada uno de esos espectadores un DVD y mandárselo a casa por MRW. Pero estén atentos que lo que se avecina con la empresa Can Can supera cualquier antecedente.