Lo de La 2, como les decíamos, fue el acabóse. Estaba previsto que anoche el periodista Carlos Dávila entrevistara a un insigne experto en clonación, pero el dichoso comunicado de ETA, según explicó el mismísimo presentador, había cambiado “la agenda política del día”, lo que obligó a TVE a tener reflejos por una vez, y sin que sirva de precedentes. Así que, ni cortos ni perezosos, y en vista de que ETA marca la agenda política española, sustituyeron al doctor coreano invitado por la viuda de un militar asesinado por la banda terrorista. Dávila se lució en su Tercer Grado (así se llama el programa) y fue llevando a su invitada al terreno que más conviene al PP, el de la crispación social, el de salir a la calle “a luchar por la libertad de expresión” (dicho en TVE es un sarcasmo), y el de demonizar a los nacionalismos desafectos. El colmo de la utilización morbosa del terrorismo se produjo cuando el realizador pinchó en el monitor del estudio imágenes del atentado en el que murió el esposo de la invitada. Dávila le preguntó si las quería ver, y la viuda contestó que no cuando ya las tenía delante de las narices. Tanta premura impidió siquiera una consulta imprescindible con una invitada. Carlos Dávila, camino de alcanzar a Urdaci, y los españoles, pagando la televisión pública más vergonzosa de Europa.