La Justicia ha dado la razón en primera instancia a los Soria y los ha considerado víctimas de una ofensa al honor de su padre. Como hemos dicho, recurriremos y seguiremos adelante en nuestro empeño por desenmascarar la falsedad que se esconde tras los que reparten certificados de honradez y de pulcritud en el desempeño de lo público. Seguiremos recordando que nuestros lectores andan más que ofendidos con personajes como José Manuel Soria, que insulta a la inteligencia del común sentando en el banquillo a los periodistas que le han sorprendido in puris naturalibus aceptando regalos de empresarios con los que pesca salmón o a los que acepta un chalet de prestado. Es el político honrado que puso en marcha el escándalo de Isolux desde la alcaldía, o el que intentó sin éxito producir el más escandaloso pelotazo en La Gran Marina. Es el que ocupará un lugar destacado en la historia de la democracia por ser el político que, en activo, se permitió cambiar su chalecito por una mansión, previo paso por la precariedad de un alquiler vinculado al escándalo eólico. Soria trata de tapar sus vergüenzas condenando a los que las denuncian, y de momento le están yendo muy bien las cosas gracias a nuestros errores y a las extravagancias de la Justicia. Pero algún día, seguramente más pronto que tarde, las cosas darán un vuelco, y veremos a los palanganeros doblando la dosis diaria de cilicio en su hojilla parroquial.