Se ha armado en ciertos ambientes políticos con la designación de Gonzalo Angulo como viceconsejero de Pesca. No sólo por lo que supone que un hombre tan culto y tan sensible sea capaz también de batirse el cobre con los patrones mayores de las cofradías o separar geldes de lebranchos, sino por el cambio de actitud detectado en su antigua tendencia de apoyar más a Carmelo Ramírez que a José Carlos Mauricio. A otros, sin embargo, nunca sorprenderá su eterna afinidad mauriciana, con cíclicos enfriamientos, pero afinidad al fin y al cabo. Lo mismo que ha pasado a otros significados militantes icánicos, como el que en su día fuera concejal de Vivienda, Rafael Medina, que ha pasado de rajar contra el camarada a cuadrarse nuevamente. O Miguel Ángel Pulido, que ha tratado por todos los medios estar entre los elegidos, para lo cuál no dudó en ponerse a hacer antesala de lo lindo ante el despacho de Castro Cordobez para que lo recibiera y le dijera algo de lo suyo. Poco a poco se van confirmando las teorías de las afinidades bien entendidas.