Siempre consideramos a Mercedes Roldós una persona inteligente. Por eso nos está extrañando mucho la pérdida de papeles que está protagonizando estos días como consecuencia del escándalo de la adjudicación del servicio de hemodiálisis. Insiste en que todo se hizo conforme a la ley, cosa que no dudamos, y que no puede haber noticia en lo que está hecho conforme a la ley, afirmación de la que discrepamos. Porque lo que estamos haciendo los periodistas en estos momentos no es buscar delitos sino reflejar comportamientos sospechosos cuanto menos de ser poco transparentes y poco éticos, cuando no descaradamente dirigidos a que un determinado concurso lo pudiera ganar alguien muy concreto. De los delitos ya se encargan otros con mayor o menor fortuna. Por eso no tiene explicación lo que cada día le estamos viendo hacer a la ex consejera Roldós, que arremete contra la prensa como si se le fuera la vida en ello, como si realmente estuviéramos a punto de descubrir algo que no quiere que descubramos y que, como parece obvio, todavía no hemos descubierto. Este martes, en los pasillos del Parlamento, volvió a perder la compostura.