Lo que para Salud Gil es manicura para camellos, para los saharauis ha sido el maná durante muchos años, por mucho que a la dirigencia del PP le salgan ronchones. No escuchamos ni a esta consejera ni a su admirado Larry Álvarez hablar de este tipo de excusas cuando el mismo grupo de gobierno dedicó 60.000 euros a los afectados por el huracán Katrina, en Estados Unidos. Una ayuda, por cierto, nacida con ánimo propagandístico que luego tuvieron que retirar ante la incapacidad manifiesta de hacerla llegar a su destino. No nos imaginamos a los franceses, a los alemanes o a los belgas decir a sus gobiernos que no ayuden a Canarias con planes de formación o políticas activas de empleo mientras haya un súbdito de esos países en el paro. Pero es lo que hay.