Cuando La Gran Marina se iba a votar, pese a los esfuerzos de Soria en contrario, entró en la sala del consejo de administración, como alma que lleva el diablo, la jefa de prensa de la Autoridad Portuaria, Teresa Cruz, esposa de Larry Álvarez, eficaz agente de información de José Manuel Soria, al que, además, lleva el maletín habitualmente. La señora Cruz perdió los papeles por completo: alguien le dijo que CANARIAS AHORA RADIO estaba transmitiendo en directo el consejo de administración de la Autoridad Portuaria, y sin hacer la más mínima comprobación, exigible a un cargo público de confianza, irrumpió en el salón de reuniones para decir en voz alta que se estaba dando la reunión por “la radio de Chavanel”. A Soria le faltaron segundos para saltar como un poseso, acusarnos de atentar contra la democracia y pedir la nulidad del consejo. Todo era una falsedad: nadie estaba emitiendo en directo la sesión.