Cuando algún empleado de Auna se sincera, la situación se hace realmente lamentable. Reconocen que se les disparó la demanda tras ofertar a los usuarios unas condiciones muy ventajosas, entre las que se incluía el regalo de un teléfono móvil que hay usuarios que todavía no han recibido, meses después de contratar con la operadora. Algunos técnicos, con la boca chica, confiesan que al principio, cuando el número de abonados era discreto, la capacidad contratada con Telefónica alcanzaba para la demanda, pero a medida que se han lanzado con ofertas muy tentadoras, el servicio sencillamente se ha venido abajo. Lo peor para los usuarios es que estén obteniendo ésta y algunas otras informaciones por radio macuto porque no hay nadie que dé la cara, que proponga soluciones y que satisfaga de algún modo la decepción que Auna ha generado. Confiamos en la profesionalidad de esta compañía, cosa que no es extensiva a centenares de usuarios.