Ángel Llanos se cuidó mucho de mencionar a la empresa editora de este periódico, contra la que realmente va esta ordenanza y otras acciones de su partido, el PP, con el único fin de que reducir al máximo la capacidad informativa de los que no comulgan con ellos. Pero también se cuidaron de lo mismo sus adversarios políticos, que no se dieron por aludidos cuando el super-mega concejal hizo sus insinuaciones, del mismo modo que el hombre se hizo el loco ante los quiebros acerca de quién inspira a Llanos en esa soledad que tiene el poder en ocasiones. Porque ante cualquier juez que analice esta ordenanza bastará con enseñarle los recortes de El Día previos a su confección, acusando a la prensa canariona de invadir Tenerife a ritmo de gratuidad.