Nada por aquí, nada por allá. El vocal del Consejo General del Poder Judicial José Merino, con destino a las Islas Canarias, está de enhorabuena. Su papel en la buena marcha de la Justicia en las Islas está pasando tan desapercibido que ni se le siente. Aunque sí se le padezca. Hemos publicado en más de una ocasión su intervención en la trama eólica, que es investigada tanto en los juzgados como en el Parlamento regional, y hasta el momento no hemos recibido la más mínima reacción de los órganos competentes. Merino foma parte del círculo más restringido de los hermanos Soria, ya saben, José Manuel y Luis, con los que comparte una íntima amistad y una afición por el buen comer y el buen beber, tanto en restaurantes de aquí como de Madrid. Colocó a su cuñado en la pole position del concurso eólico, y sigue frecuentando a menudo al presidente del PP canario. Desconocemos la más mínima intervención del Consejo General del Poder Judicial, a donde no parecen llegar siquiera los recortes de prensa que de las colonias proceden.