Amigos, hasta en el infierno, dice el refrán. Pero mucho mejor es, si además, uno se los procura en la Cámara de Comercio de Las Palmas. Allí sigue ejerciendo de presidente el incomprendido José Miguel Suárez Gil, que siempre ha presumido de ser amigo de sus amigos. Entre éstos se encuentra, como hemos comentado en alguna otra ocasión, Alberto Isasi, controvertido dirigente empresarial que fue, hoy metido en la tarea de explotar el restaurante del Real Club de Golf de Bandama. Tales relaciones están en el germen del follón acontecido en el último Pleno de la Cámara, celebrado la pasada semana, por asunto tan nimio como puede ser el papeo. A saber, hace dos plenos se acordó no volver a convocar las reuniones en el Club de Golf Bandama, tal y como se hacía habitualmente, porque un grupo de miembros de la Corporación (Félix Santiago, Déborah Verde, Caridad Cuyás, Venancio Benítez o Juan Michel Cabrera) estaba hasta la cintita de la gorra de convertir los encuentros de trabajo en un bochinche hasta las tantas de la tarde a costa de las arcas públicas en un local propiedad de la vía plateada. Seguimos.