Francisca Luengo Orol tiene ante sí la oportunidad política de su vida, la oportunidad para demostrar que todo lo que estos últimos años ha venido criticando del Gobierno de Canarias en materia de industria y energía se puede hacer de otro modo. Y a ser posible, mejor. Tiene ante sí el extraordinario reto de resideñar la política de energías limpias, de promover un concurso de asignación de potencia eólica que no sufra los golpetazos tercermundistas de la corrupción (2004, con Luis Soria al frente de Industria) ni de la mala tramitación administrativa, como le pasó al concurso de Jorge Rodríguez más recientemente desde el mismo puesto. Tiene, además en sus manos, poner en marcha el Plan Energético de Canarias, diseñar o rediseñar los nuevos conceptos de política de regasificación o de producción eléctrica, y hasta la autoridad para las concesiones mineras tipo Tebeto, miren ustedes qué cosas. Paquita Luengo ha aceptado el cargo de viceconsejera de Industria y Energía que le propuso desde hace algunas semanas José Miguel Pérez, y aunque muchos daban por hecho que sería consejera, el secretario general del PSC ha preferido asignarle este otro puesto de menos relumbrón pero más ejecutividad. Dependerá orgánicamente de la consejera de Empleo, Industria, Energía y Comercio, pero es evidente que Margarita Ramos se concentrará mucho en el desempleo y que Paquita Luengo liderará de modo claro esa área tan estratégica para Canarias.