Ya con las minipimer de la demagogia al máximo de revoluciones, sus señorías se adentraron en los terrenos más resbaladizos que tratarse pudieran en Parlamento tan desprestigiado. El veterano José Miguel González, cariñosamente conocido como Pelopincho, se lanzó a preguntar a los socialistas si votarían la creación de una comisión de investigación sobre las filtraciones judicales (sic). Santiago Pérez, que fue testigo de la mascarada de la comisión de investigación de la trama eólica de los hermanos Soria, le contestó precisamente con el papel que el portavoz de CC desempeñó en ella, con una diputada de su partido, Belén Allende, negándose a votar a favor de unas conclusiones tan fraudulentas como rayanas en lo delictivo. Pérez también tuvo su momento de exceso preguntándole a Pelopincho si no tendría “demasiada edad para proponer esas cosas”. Un chou, vamos.