Es más que probable que el PP proclame el lunes su voto favorable al Plan General de Santa Cruz anunciando a su vez su compromiso de cambiarlo si llegara o llegase al poder municipal. Cáscaras de lapas, que también juraron por Snoopy que no gobernarían con Zerolo y por poco le arrancan la quijada con el primer beso con tornillo que se aflojaron al día siguiente de las elecciones de 2007. Salvo la disidencia de Soriano Benítez de Lugo, nadie espera ninguna otra heroicidad dentro del PP canario, y mucho menos estando como están de pendientes las listas al Parlamento de Canarias, donde todo el que se precie quiere estar, aunque sea de suplente. De momento sólo tienen puesto asegurado los presidentes insulares, a excepción de la conejera Astrid Pérez, que ha manifestado su deseo de presentarse sólo al Cabildo de su isla. También tiene puesto seguro Manolo Fernández, secretario general del PP hasta que un próximo congreso lo descabalgue del machito si para entonces Soria ya lo ha dejado colgado de la brocha. Llegado ese momento, Manolín Fernández ya habrá sucedido a su padre en esa unidad de destino en lo universal mediante la cual se conjuga sin recato interés general e interés de Anfi del Mar, que incluso rima.