Con la campaña electoral a punto de dar sus primeros brochazos de cola, los partidos políticos radicados en Canarias (los de obediencia nacional, los de obediencia debida y los de obediencia echada al monte) alcanzan velocidad de crucero en sus respectivos comités de campaña. Una parte de esos equipos suele ser personal voluntario, del que gusta estar en medio de la batalla por el simple gustirrinín de estar allí. Luego figuran los profesionales, los que cobran por sus servicios, normalmente una pasta, tratándose de las urgencias de siempre. Y luego está el personal recolocado, esto es, el colocado en su día en una Administración por la vía del módulo “personal de confianza” que en estas semanas se traslada con armas y bagajes a a la sede electoral para echar una mano. Ni que decir tiene que lo hacen en sus horas de trabajo, es decir, durante el tiempo que le pagamos entre todos. Ya tenemos localizados tres, dos con sede en San Bernardo y un tercero con sede en la Casa Palacio Insular, en el Gabinete de Prensa, mayormente.